domingo, 20 de enero de 2008

Más cuentos para Andrea??


Andrea es una niña de cuatro años, tiene cáncer, la totalidad de su cabello ha desaparecido por las quimioterapias, tiene además un problema en la vista que no le permite ver...desde que la ví hace como un mes estaba en una cama de hospital con una estructura metálica que la ayuda a que su sabanita no le toque las piernas.

A ese cuarto no entren mejor, nos dijeron las enfermeras...Cayita preguntó: Por?...la enfermera respondió: no no esa niña está muy mal derepente el padre no quiere...Hmmm, pero porque no se lo preguntamos, repliqué, el padre con mirada perdida, ojos vidriosos y actitud nerviosa desde el fondo del cuarto hizo un gesto que admitió nuestro ingreso: Tres doctores payasos entraron muy despacito a un cuarto en el que probablemente podríamos incomodar.

Desde que me acerqué a la cama, el padre me dijo: Ella no ve, respondí...si yo lo sé, pero también se que me puede escuchar, él afirmó y se retiró para que yo pudiera pasar a su costado. Los tres payasitos nos acomodamos y decidímos cantar una canción...A Andrea le gustan las canciones?, el padre afirmó, además nos comentó que le gustaban las de HI5 o por Dios...por qué no presté atención a esas canciones pensé, pero algo sabía...iniciamos la cantada. Andrea en todo este tiempo se mantuvo en la misma posición, tenía en la mano un pomo y lo único que hacía era mover sus deditos tocando el objeto...cuando le preguntábamos algo, ella no respondía, es decir, no estableció ningún tipo de contacto con nosotros, parecía inútil estar ahí, pero ninguno de nosotros quería darse por vencido...de pronto recordé haber llevado un cuento: Coco el Cocodrilo, le preguntamos a Andrea si quería escucharlo y al no recibir respuesta, inventamos una comunicación telepática con ella que nos decía si, quiero escuchar un cuento...iniciamos el cuento, cada uno de nosotros era un personaje...la actitud del padre iba cambiando interpretando al final del cuento a uno de los cocodrilos malvados y soltando unas cuantas sonrisas nerviosas. Luego cantamos la canción de Coco El Cocodrilo y nuestra visita terminó.

Sabor amargo?, sentimientos encontrados, no pudimos llegar a ella, bueno al menos lo intentamos...el papá se relajó un poco. Bueno a respirar y dispuestos a entregar en el próximo paciente la misma energía.

Hoy luego de dos semanas, El Doctor Chino y la Doctora Cayita, entraron al cuarto de Andrea, su padre Enrique, no se encontraba sentado en el sillón al lado de su hija como siempre, nos miramos y a la vez dijimos: entramos! el doctor chino empezó a tocar una canción, yo me quedé parada a su costado, resignada, pues pensaba que sería lo mismo, pero que probablemente esa canción la relajaría...Andrea seguía con el pomo de burbujas en la mano, pero tenía el ojito que no estaba tapado abierto y se movía un poco más...me acerqué a ella y le dije: Hola Andrea, soy la Doctora Cayita y tengo una nariz roja en mi cara, el que toca es el doctor chino. Andrea dijo: hola...voltié inmediatamente a mirar al doctor chino, a ver si no era un sueño, escuchaste?? le dije? me habló?...luego le pregunté Andrea recuerdas que te contamos un cuento la vez pasada?, dijo: si. Luego de eso le dije: quieres que te cuente más? me dijo que si, yo feliz, inconscientemente unas horas antes, había metido 3 cuentos en mi maletín, sabía que le había gustado o quería creerlo, mientras este acontecimiento ocurría, Enrique entraba al cuarto con una sonrisa gigante y nos saludaba con mucho cariño, yo le contaba que Andrea nos había hablado y nos había pedido un cuento. Enrique dijo: si, le gustan mucho los cuentos y comenzamos, esta vez con El Pinguino Vicentino, el padre interpretó 4 personajes distintos, cambiando de voces y de tonalidades y soltando pequeñas carcajadas de vez en cuando. Cuando el cuento había terminado, Andrea pidió uno más...le conté otro más super emocionada y la diversión siguió. Cuando nos despedimos de Andrea le pregunté si le había gustado y dijo: Si.

Andrea hoy me dió una lección gigante, nunca nos demos por vencidos, hay alguien que siempre escucha y "menos es más", te prometí más cuentos Andrea...ya los empecé a preparar...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bueno amiga, asi es todo en la vida... creo.
Hasta ahora estoy esperando el día en q me llamaras para ir con ustedes....aún tengo paciencia....
Maggy

Daniel Shirasaka dijo...

Sí!! Más cuentos para Andreita, los más bonitos y los mejores cuentos para ella!!

Qué bonita experiencia la de ayer!


El dr. Sushi (más conocido como el dr. Chino)

Daniel Shirasaka dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Daniel Shirasaka dijo...

No pude evitar buscar este post luego de haber vuelto a ver a Andrea hoy en el hospital.

Hoy Andrea nos recibió, a la dra Pastilla y a mí, sentadita en la cama de ese cuarto en donde nos conocimos a inicios de este 2008. Tenía puestos sus lentes de sol, mas al escucharnos llegar, se quitó las lunas polarizadas de las gafas y se quedó con las transparentes, por donde pudimos ver sus ojos, que quizás aún no puedan ver, pero que transmiten tanto, tantísimo.

Vuelvo a leer este post, Cayita, y recuerdo a Andrea echadita en su cama, mirando a la nada, agarrando su pomo, con ese bendito aparato que protegía su cuerpecito de las sábanas; y en nosotros, sólo la intuición de que ella sí nos escuchaba, quizás para tapar la sensación de impotencia que a veces sentíamos; la alegría grandísima que inundó la habitación cuando nos habló por primera vez, cuando escuchar "hola" y "sí" eran un gran triunfo.

Hoy Andrea se ríe a carcajadas. Hoy se ríe tiernamente con las cosquillas inocentes que recorren sus pies. Hoy juega a que es muy fuerte y que nos lanza, a los payasos de hospital lejísimos, lejísimos, con sus manos, una y otra vez. Hoy imagina que, además, puede hacerlo con Pastilla luego de engordar 400 kilos, con el hombre invisible y con el hombre elástico. Y mientras nos lanza por el cielo y el espacio de mentiritas, escuchamos sus carcajadas puras y contagiosas... y entonces recuerdo esas primeras visitas y cómo en todo este tiempo que hemos ido a verla, todos los payasitos formamos y construimos una linda relación con ella.

Es increíble que hayan pasado más de 6 meses desde que conocimos a esta linda niña. 6 meses en los que la hemos visto en el hospital. Luchando. Sufriendo. Riendo. Cuando pienso que ha regresado a ese cuarto, al de los "cuidados especiales"... aparecen en mí sentimientos de pena y de impotencia. ¿Es que no está mejorando? ¿Cómo puede estar 6 meses o más en ese tratamiento? ¿Con qué fuerzas? ¿Con qué plata? ¿Por qué? ¿Por qué? Pero luego, cuando recuerdo sus risas, su mirada, su espera, su cariño inmenso para con su familia, sonrío desde dentro de mí. Y me doy cuenta de que esos minutos que hemos pasado contigo, Andrea, han sido un regalo mutuo que nos hemos dado tú y los payasos de hospital. Gracias Andrea. Muchísisisimas gracias.